El poder de una lengua es el poder de aquellos que la hablan

Cuando hablamos hoy del lenguaje y de la lengua, tema sobre el que hay miles y miles de trabajos escritos, sabemos que sigue vigente la enseñanza de Guillermo Humboldt, que cada idioma fomenta un esquema de pensamiento y unas estructuras mentales propias. Dime en que idioma te expresas y te diré cómo ves el mundo.

Así los hablantes modelan una lengua y ésta modela la mente proyectando un modelo de pensamiento que adquiere su expresión máxima en las identidades nacionales o regionales.

En el caso del castellano, éste es expresión de unas veinte identidades nacionales consolidadas.

Pero la lengua no es aquella aprendida, no es la segunda lengua. La lengua como lugar de poder es la asumida existencialmente. Y así podemos comprender como siendo 56 los países francófonos y 22 los hispanoparlantes, tenga el castellano mayor peso internacional que el francés.

Es que de los 56 países franco parlantes solo tres o cuatro han asumido el francés vitalmente, el resto lo usa por conveniencia. En general, para pedir créditos a la metrópoli.

Con el inglés pasa algo parecido pero en menor medida, porque el peso poblacional de los anglo parlantes es mayor (USA, Inglaterra, Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda), no obstante la mayoría de los países que han declarado el inglés como idioma oficial, 59 en total, utilizan de hecho, infinidad de lenguas locales, que reducen la expresión de lo nacional en inglés. Por ej.: en Nigeria se hablan 521 lenguas. O en la India, ¿en qué expresa la identidad nacional el inglés, declarado idioma oficial? En nada.

Entonces, afirmamos que la lengua es un instrumento de poder cuando es asumida existencialmente, de lo contrario es un simple vehículo de comunicación como lo es el inglés en los aeropuertos.

En este sentido, el castellano como lengua occidental tiene una ventaja infinita respecto del inglés y del francés. Pues aun cuando supera al inglés, su máximo competidor, en más de cien millones de hablantes, posee la infinita ventaja que es efectivamente, la lengua oficial de veintidós naciones.

Si a ello le sumamos la proximidad lingüística del portugués (Brasil, Portugal, Mozambique, Angola et alii) se constituye una masa crítica de 800 millones de personas que pueden comunicarse entre sí sin mayor esfuerzo y, lo que es más importante, con estructuras mentales similares.

Esto no es un chiste, ni una anécdota, es un dato geopolítico de crucial importancia para comprender el mundo actual en profundidad.

Es incomprensible como de 31 Estados (22 hispano parlantes y 9 luso parlantes) no haya uno, al menos, que tenga una política internacional de defensa de la expresión lingüística luso-castellana.

Es incomprensible que los teóricos franceses, tan sutiles para otros asuntos, no se hayan apercibido que «la mayor presencia del español como lengua de trabajo internacional, garantiza una mayor presencia del francés, frente al inglés».

En este campo específico estamos rodeados de un hato de ineptos. Ineptos que como el «rey cazador de elefantes» sostuvo en la última cumbre Iberoamericana de Cádiz que somos cuatrocientos millones los hispanoparlantes o como las autoridades del Instituto Cervantes que sostiene que somos 450 millones de castellano hablantes en el mundo (cuando hoy sumamos 550 millones) y, para colmo de errores, que es la segunda lengua después del inglés: stultorum infinitus numerus est.

Más allá del rey Borbón y del Instituto Cervantes los usuarios habituales del castellano se han metido en el corazón del imperio talasocrático y así suman en USA, 45 millones. Este hecho bruto, real e indubitable ha hecho exclamar al estratega Samuel Huntington en El Reto Hispano, uno de sus últimos trabajos:  «Los estadounidenses están aceptando que se convertirán en dos pueblos, con dos culturas (anglo e hispana) y dos lenguas (inglés y español)…. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, cada vez hay más ciudadanos (sobre todo negros) que no pueden conseguir el trabajo o el sueldo que sería de esperar porque sólo pueden comunicarse en inglés… Si la expansión del español como segunda lengua de EE UU sigue adelante, con el tiempo podría tener serias consecuencias para la política y el gobierno».

Es que el castellano además es un idioma pluricéntrico, pues a diferencia del inglés o el francés donde Londres y París se han constituido como centros de poder lingüístico, Madrid no tiene vocación de centralidad lingüística.

Es hora que nuestros gobiernos asuman una política internacional de la lengua. Que el castellano sea utilizado como lengua de trabajo de ámbito mundial. Informaciones recientes nos dicen que hoy en China el castellano es la lengua extranjera más estudiada. Que no hay un millón de hispano parlantes en Filipinas sino alrededor de diez millones. Que en Brasil el castellano no es considerada lengua extranjera en las universidades, pues su uso profesoral es habitual. En fin, contamos en definitiva con un instrumento geopolítico y metapolítico poderosísimo que no está explotado[1].

Alberto Buela
buela.alberto@gmail.com


[1] Nobleza obliga y tenemos que rendir homenaje acá al esfuerzo del Prof. Renato Epifanio y quienes lo acompañan en el Movimiento Internacional Lusófono quien desde hace años viene trabajando en la consolidación del portugués como lengua internacional. (www.zefiro.pt)

13 comentarios

  1. Excelente artículo y muy bien traído a su Defensa, querido Doctor Hache. Hacía mucho tiempo que no visitaba esta tribuna, desde cuya eminencia solía yo contemplar la universal ciudad del lenguaje, con sus calles, callejas y callejones; unas veces, con la serena luz de Castilla, y otras, ay, con la acantilada y atlántica y vacilante tiniebla de América.
    Un gusto estar de vuelta.
    Saludos

  2. Yo también me alegro mucho de verlo otra vez por estos pagos, amigo Melmoth. Habrá sido telepatía, porque esta mañana, entre dos luces, me venía precisamente al magín aquello de «El viejo sueño herido, la llaga agrimensora…». Un gusto saber que de nuevo anda por estas calles.
    Y muchas gracias por apreciar el certero artículo del profesor Buela.
    Un saludo muy cordial.

  3. Excelente entrada que demuestra una vez más la necesidad de defender nuestro idioma. Sólo una duda: en el texto se habla de 22 Estados hispano parlantes. Si no he contado mal, hay 19 en Hispanoamérica (incluyo a Puerto Rico, aunque no sea Estado independiente), que con España y Guinea Ecuatorial hacen 21. ¿Cuál es el vigésimo segundo? Entiendo que no es Filipinas (según he consultado son oficiales el tagalo y el inglés). ¿Sería Andorra?

  4. Aunque no soy yo el firmante del artículo, creo interpretar, sobre la base de otro escrito más largo del profesor Buela, del que el presente constituye una síntesis, que el autor incluye en la lista «lo que queda de la República Saharaui» (son sus palabras textuales, procedentes del artículo citado).
    Gracias por el comentario.

  5. Gracias por la respuesta. Pues es cierto. Bien porque el Sáhara Occidental esté en teoría administrado por España, bien porque en el territorio controlado por la RASD el español sea co-oficial junto al árabe (tengo dudas sobre si lo correcto es cooficial, co oficial o co-oficial).

  6. En efecto, así es. Y en cuanto a las tres formas, yo opto decididamente por «cooficial».
    Un saludo muy cordial.

    1. Totalmente de acuerdo.

  7. Gracias por resolverme la duda.

  8. No hay por qué. Sigue el mismo criterio que en «cooperar» y «cooptar».

  9. soledad andres castellanos |Responder

    Aunque no es lo mío lo de las cifras, por si ayuda algo, un dato: la cifra 22 es la que corresponde a las Academias de la Lengua Española. La Rae suele incluir, deduzco que como responsables o coautoras, a todas ellas (creo que son 22, incluida la Norteamericana, 1973) en sus Ortografías últimas, de 1999 y de 2010 (OLE99, 162 pp. y OLE10, 743 pp). Por cierto, creo que hay una Academia Canaria de la Lengua (2000), acaso ignorada por considerarla incluida en la española; alguna polémica sospecho por ahí, que desconozco.
    ms

  10. Efectivamente, se da la casualidad de que también sean 22, al incluir también a la de un país que no tiene ya al español como lengua oficial, como es el caso de Filipinas. Hay, pues, por un lado 22 países o territorios asimilados hispanohablantes; y las 22 academias se distribuyen entre los 19 países de Hispanoamérica (incluyendo a Puerto Rico); 2 de países con otras lenguas oficiales (Filipinas y Estados Unidos), y la de España. Al no existir academias en el Sáhara ni en Guinea Ecuatorial, las cuentas salen (por lo menos así lo creo, pues tampoco es lo mío).
    Desconocía, por cierto, lo de la Academia Canaria de la Lengua, que vendría a ser un poco, «mutatis mutandis», el equivalente de la de Puerto Rico respecto a la Estadounidense.
    Muchas gracias por tu esclarecedor comentario y un saludo muy cordial.

    Pablo

  11. No sé por qué medio se puede hacer una aportación, así que uso los comentarios para ello… Lo han vuelto a hacer, después de la película de chirriante título Descubriendo a los Robinsons («traducción» literal de Meet the Robinsons), ahora se estrena Los Croods (The Croods en inglés). Sí, vuelve a ser el apellido familiar pluralizado, contraviniendo la norma del español. Así nuestros niños estarán bien «inculturizados» (si se me permite la expresión, ya puestos) desde pequeñitos, qué bien…

  12. Estimada Alicia: Cualquier aportación puede hacerse por correo electrónico; voy a ver si puedo poner la dirección en la misma página de alguna manera.
    A parte de lo que denuncia, y con lo que estoy plenamente de acuerdo, en el primero de los títulos, amén del erróneo gerundio (que, para más inri, por una vez no es traducción errónea de la misma forma inglesa, lo que da la medida de hasta qué punto ese empleo espurio y necio de este tiempo verbal ha cuajado ya en nuestro maltrecho idioma), quien ha traducido el título seguramente desconoce que en español se ha adoptado desde siempre la forma «Robinsón», e incluso el plural «Robinsones» en la traducción de la novela de Julio Verne «Escuela de Robinsones» («L’École des Robinsons»).
    Gracias, una vez más, por su interés y sus aportaciones.

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